Llegan estos días de fiestas y qué llenos están ya nuestros oídos de tanta cosa que pasó… datos, números, cálculos, miedos, porcentajes, preguntas, pavadas, desgracias y ruido… mucho ruido en nuestra gigante y loca ciudad. En estas próximas mesas compartidas…
Que podamos vaciarnos de todo lo que queremos que pase y que no vuelva más, así como se vacían las copas en los brindis.
Que podamos hacer silencio y dar lugar a la esperanza, esa que tiene el espíritu del vino, porque alegra los corazones y endulza los labios.
Que podamos agradecer, perdonar y escuchar. Y más que nunca, que tengamos salud.